El primer objetivo de lo ocurrido en la prueba deportiva ya está conseguido: provocar terror. Una acción terrorista pretende crear miedo de una forma clara a través de una o varias acciones y con pocos medios extender el pánico entre la población. La maratón de Boston coincidía con muchas citas clave como el aniversario de la independencia de Israel, festividades patriótica en el estado de Massachusetts (donde se encuentra Boston) y también el día tope para presentar alegaciones contra las reformas económicas, muy polémicas en el país. Richard DesLauriers, responsable de la oficina del FBI ya ha apuntado que "la persona que detonó las bombas es alguien que era vecino o trabajaba dentro de la organización".
Si miramos a actos terroristas anteriores en Estados Unidos durante actos deportivos nos remontamos al verano de 1996 en Atlanta. Durante la ceremonia de los Juegos Olímpicos en la ciudad Eric Rudolph decidió poner una bomba en la ciudad que mató a una persona e hirió a 111. Continuó actuando durante los años siguientes hasta que el FBI lo atrapó. El terrorista se autoproclama "católico romano" que luchaba contra el fin del holocausto en referencia al aborto.
Una de las ideas que pasa por la cabeza de los investigadores es que los terroristas tienen en su cabeza siempre los sitios o actos que tengan relación con el estilo de vida de los estadounidenses. En 2010 el FBI logró detener a un ciudadano paquistaní que pretendía atentar contra Times Square con un coche bomba. La idea era atacar contra un símbolo al igual que hizo Al Qaeda contra las Torres Gemelas o en el acto contra la maratón de Bostón del pasado lunes.
A partir de estos actos la idea de que el acto ha sido propiciado por un fanático o fanáticos que de forma aislada y guiados por su a todo lo que tenga que ver con el estilo de vida actual en Estados Unidos.
Fotografía destacada: cadenaser.com
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