Con la bandera del 'buen rollismo' el multimillonario pretende que los ciudadanos y en especial muchos empresarios se suban al carro de su partido. El premio Nobel de Economía Paul Krugman es bastante pesimista sobre la actitud de Romney. "No está ofreciendo nada sustancial para luchar contra la depresión económica, sólo la repetición de algunos eslóganes", criticó el columnista de New York Times.
Si hacemos un repaso de todo lo dicho hasta ahora, tan solo deja intuir que su receta va a ser la típica de los republicanos cuando han estado en el gobierno. Menos impuestos para los ricos y una floja apuesta por la inversión en la protección de la economía del país. A esto hay que sumar que tiene la idea de recuperar el optimismo que supuestamente con la administración Obama se ha perdido. Los republicanos lamentan la inestabilidad que ha provocado el primer presidente negro con reformas como la de la sanidad, cambios en las reglas de los mercados financieros o la reducción de los presupuestos para defensa.
El programa electoral de Romney plantea soluciones que pasan como en otros países de Unión Europea por el tijeretazo. Recortar el gasto no relacionado con la seguridad nacional, tirar para atrás la reforma de la salud, reducir la ayuda internacional, disminuir subsidios... El candidato piensa que el libre comercio es esencial por lo que pretende buscar nuevos acuerdos comerciales más abiertos, especialmente con China.
El aspecto que más preocupa a los ciudadanos de Estados Unidos y de casi todo el mundo es la falta de trabajo. Romney también cree tener la solución. ¿Cuál? Pretende reformar la ley de relaciones laborales para que los empresarios puedan asignar el capital a su antojo. Quiere acotar la capacidad de movimiento de los sindicatos. Además ha prometido crear un programa de reinserción laboral en empresas que cuenten con un programa de prácticas. ¿Podrá jugar con el buen rollismo y los recortes para ganarse al electorado?
Fuente de la fotografía: barry2012.com
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