La historia de Costa de Marfil está salpicada como la de muchos países de África por los fuertes enfrentamientos entre rivales políticos con concepciones irreconciliables que solo se puede solucionar con las armas. Ayer las tropas del presidente electo, Alassane Ouatara, lograron capturar al primer ministro saliente, Laurent Gbagbo que se negaba a dejar el poder. Solo es una de tantas peleas que ha sufrido la población de este país desde su independencia.
Con la muerte en 1993 del presidente Félix Houphouët-Boigny se abrió la caja de Pandora en Costa de Marfil. Desde entonces el país ha sufrido numerosas guerras entre enemigos políticos, que han extendido sus peleas de las urnas a las calles de las ciudades. Los fusiles y las pistolas han sumergido al país en una profunda crisis de la que todavía no ha salido.
EL CONCEPTO "IVOIRITÉ"
Un concepto básico para entender las peleas internas es el concepto de 'Ivoirité', con el que se pensó aglutinar culturalmente a todos los costamarfileños. Se identificaba a gran parte de la población pero con el paso de los años se ha ido extremando tanto la idea hasta ser un elemento segregador. Actualmente solo entran los residentes en la costa y el centro del país, mientras que quedan fuera los musulmanes del norte. La Ivoirité ha servido para que, por ejemplo, a Ouatarra siempre se le recordara sus orígenes de Burkina Faso.
A partir de ideas xenófogas se han producido grandes matanzas en el país, algo que como siempre la ONU ha rechazado con la boca pequeña. Hasta el año 2000 las idas y venidas de presidentes fue una tónica general, además de normativas donde se volvían a repetir conceptos para encontrar el costamarfileño ideal. En algunos momentos la búsqueda de la raza auténtica llegó al extremo de intentar hacer un censo de los habitantes 'auténticos'.
GBAGBO EN EL PODER. ELECCIONES Y GUERRA CIVIL
En 2000 Gbagbo llegó al poder prometiendo una reforma completa del país. Sin embargo, su política se tornó completamente diferente, llegando a parecer que su único objetivo haya sido mantenerse en el poder. Logró resistir a un golpe de estado en 2002 donde algunos de sus partidarios dispararon a la casa de Ouattara que se refugió en la embajada alemana.
Desde 2005 la ley electoral obligaba a Gdagbo a convocar elecciones. En seis ocasiones ha retraso los comisiones hasta que en noviembre de 2010 no le quedó otra que organizar las votaciones. Pierde ante Ouattara, aunque no reconoce los resultados y comienza una guerra civil.
FINAL Y FUTURO
Hasta que ayer la ONU tuvo que protegerlo de las tropas rebeldes que le habían acorralado. Ahora es el turno del eterno presidenciable que debe unir el país en torno a su gobierno, especialmente a los partidarios de Gdagbo.
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