
En Bosnia-Herzegovina quedan 5 días, en Serbia sólo unas horas... la lista de países afectados por los cortes de gas, proveniente de Rusia, es bastante amplia. Pero ¿qué hay detrás de problema? Cómo en muchas cosas en Europa, la fragilidad de la Unión Europea marca su día a día, en especial en aspectos como la energía.
Un tercio del gas que consume el viejo continente proviene de Asia Central, cuyo gaseoducto está controlado por Gazprom hasta que llega la tubería a las fronteras con Ucrania, donde pasa a manos de la empresa estatal de la ex-república.
En este momento surgen los problemas. Desde haces unos meses, los tiras y afloja entre Rusia y su antigua república para llegar a un acuerdo sobre el precio del gas son constantes. Moscú propone a Ucrania elevar el precio de esta materia prima de 179,5 dólares por mil metros cúbicos en 2008 a 250 dólares en 2009, con una tarifa de tránsito de 1,7 dólares. Mientras que Kiev sólo acepta una subida hasta los 235 dólares. Cómo medida de presión Gazprom decidió cortar el suministro lo que ha dejado a muchos estados europeos con la mitad de su capacidad energética para calentar las casas de sus ciudadanos en la peor época de invierno.
Todo ello incide en el poco músculo energético que tiene la Unión Europea en materia de energía. Según los acuerdos que se llevaron a cabo en la cumbre celebrada en Polonia a finales de diciembre, la Unión Europea redactó una hoja de ruta con serie de una acciones para cambiar esta situación: la construcción de un acueducto que una Europa del Este y Asia Central, la diversificación del origen de la materia prima, etc. Sin embargo, estos planes llegan tarde ya que quedan muchos años para que estén en funcionamiento.
Al mismo tiempo que Europa busca el camino que tomar en materia de energía, Rusia siente que la riqueza de su territorio y de otros países cercanos a la órbita de Moscú, como Bielorrusia o muchos estados de Asia Central, puede ser una herramienta para cambiar su situación geopolítica. Un ejemplo es lo que está haciendo actualmente en Ucrania. Gracias a la inestabilidad que vive el país, Rusia aprovecha su importancia y a través del gas presiona al gobierno de Yuschenko, que cada día más, se encuentra a la merced del Kremlin y más lejos de la revolución Naranja que le llevó al poder.
La guerra se convirtió en un arma de disuasión de los enemigos y de destrucción del contrario, pero el control de las fuentes de energía, y en un futuro, del agua, será la clave para tener mayor peso en la comunidad internacional.