Piratas sin parche pero con mucha hambre

Si en una misma coctelera mezclas: hambre, ideas religiosas radicales influenciada por el extremismo islámico, la falta de un estado, una guerra que todavía sigue latente y la ignorancia de la comunidad internacional. El resultado es el día a día de cualquier somalí.
Desde hace 15 años Somalia no tiene un gobierno propiamente dicho. Desde entonces diferentes señores de la guerra se pelean por cada una de las provincias del territorio. Algunos de ellos se unieron y formaron, por ejemplo, la Unión de Cortes Islámicas (UCI), que en un principio fueron creadas para controlar a la población y cobrarles tributos. Poco a poco, la UCI ha ido comiendo territorio hasta que controlan el sur del país, las regiones de Puntland y parte de Somalilan.
Desde 2006, estos grupos se enfrentan al gobierno provisional que está apoyado por Estados Unidos y Etiopía. En el conflicto entraron las fuerzas etíopes para apoyar a las fuerzas del gobierno y recuperar el control de la capital. Sin embargo esta división del país todavía existe.
En este contexto surge un problema grave, la piratería. La zona sur siempre ha basado su economía en la pesca, ya que esta parte del mar todavía cuenta con grandes bancos de peces. Sin embargo, los pescadores locales no cuentan con la capacidad de explotar estos recursos, por lo que muchos barcos extranjeros fondean esta parte.
Ante la incapacidad de utilizar sus recursos y movidos por la Unión de Cortes Islámicas, la piratería se ha convertido en una forma fácil de conseguir dinero a través de secuestros de extranjeros.
Para solucionar este problema, muchos países europeos han planteado enviar flotas de barcos para asegurar los barcos.
Esta idea es lo mismo que matar una mosca con un cañón, podrás matar alguna pero el problema seguirá ahí, no pararán de dar vueltas...