miércoles, 8 de julio de 2009

Genocidio en Silencio


Muchas organizaciones humanitarias repiten continuamente una frase, “genocidio en silencio”. No es que tengan un vocabulario pobre, sino que es una manera corta y sencilla de describir una situación que afrontan muchas personas en el mundo. En los últimos días uno de estos problemas ha salido a la luz: las revueltas en la provincia de Xinjiang en China.

Xinjiang es una región autónoma de China con una superficie que es 3,2 veces más pequeña que España y que tiene una población de 20 millones de personas, de las cuales la mayoría son de la etnia uigures, musulmanes y con su propio idioma de origen turco. Además, esta etnia es de piel morena y de ojos claros, más parecidos a un turco que a un chino Han (etnia principal en el país).

Una de las acciones más crueles del partido comunista chino es su intento por “homogeneizar el país”. El gobierno central intenta expandir la cultura Han -con mas privilegios que los demás habitantes- en todo su territorio, para lo que hacen traslados masivos de gentes de la etnia principal, al mismo tiempo que marginan y extorsionan a los habitantes originarios. Este contexto salió a la luz pública gracias al Tibet, donde aplican esta política con virulencia.

A partir de esta situación, muchos uigures se han revelado contra el sistema opresor y han protagonizado altercados contra la policía. Tras estas revueltas, dicen que el gobierno central, se organizaron también manifestaciones lideradas por los Han para quejarse de la situación que les querían imponer los autóctonos.

El régimen acompaña la represión con ambiciosos planes de desarrollo que han mejorado carreteras y hospitales, pero que olvidan tradiciones locales. Por ejemplo se ha demolido el 80% de la Ciudad Antigua de Kashgar dentro de un plan para dispersar a la población uigur.

El nacionalismo independentista ha crecido como la espuma en Xinjiang, donde muchos ya sueñan con la escisión del territorio que se anexionó China al final de la segunda guerra mundial. Sin embargo, la represión del régimen y la política de “mirar para el otro lado” de muchas organizaciones internacionales y potencias mundiales volverán a dejar este conflicto en cómo se encontraba antes, en silencio absoluto.

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