viernes, 30 de enero de 2009

La incognita norcoreana




"Está enfermo pero sigue en el poder", "parece que Kim está al mando, tomando las decisiones clave para su Gobierno"... Todas estas frases inundan las noticias publicadas sobre la situación de Kim Jong-il, presidente de Corea del Norte. Desde hace un año, la figura de este enigmático líder, que según la propaganda norcoreana escribe 44.000 libros al año (no es ninguna broma), se ha ido disolviendo como un azucarillo y sus apariciones han sido contadas.
Corea del Norte es un país hermético al exterior, en el que la información pasa por el filtro del gobierno comunista. Por ello, la salud de Jong-il es una incógnita. Según la secretaría exterior de Estados Unidos, "Kim ha sufrido un derrame cerebral", lo que siembra de sombras la situación del país.
Desde la llegada al poder de Kim Il-sung, padre de Jong-il, el país se convirtió en uno de los pocos estados en el que el comunismo más extremo había triunfado. El gobierno es el encargado de repartir las tierras, la población vive en suburbios que prepara la administración, no existe Internet, los móviles están contados... la lista de restricciones a los ciudadanos es interminable, "a favor de la situación del estado".
El principal problema de este hermetismo ha sido su estabilidad. Hasta ahora, el país ha tenido un líder claro en el que todo el estado, obligado o no, confiaba su destino. Sin embargo, la débil salud de Kim Jong-il y la crisis económica que atraviesa el país ha tambaleado el sistema. No obstante, años de propaganda y años de régimen van a dificultar cualquier conato de cambio.
En las últimas semanas ha sonado con fuerza el nombre del tercer hijo de Jong-il, Jong-un como nuevo faro del régimen. Hijo de la tercer mujer del presidente, Ko Yong Hi, (se murió de cáncer en 2004) tiene 25 años (cuando eligieron a su padre tenía 32 años), ha estudiado en la Escuela Internacional de Berna y es un gran aficionado a la NBA. Tras terminar su formación, volvió a su país donde la administración lo ha mantenido apartado de la vida social y de las apariciones en televisión, por lo que se sabe muy poco sobre él.
Según Yonha, agencia de información de Corea del Sur, Kim ya habría elegido a Jong-un como su sucesor, lo que habría chocado con muchos dirigentes del partido que lo habían visto con recelo. Muchos observadores ya adelantaron esta posible sucesión. Tras la publicación de las memorias de Kenji Fujimoto, ex-cocinero del presidente, salió a la luz que Kim opinaba que su segundo hijo Jong Chol, es demasiado afeminado y no está preparado para el cargo; y que el hijo mayor del dirigente norcoreano, Jong Nam, había sido muy criticado por sus gustos liberales occidentales, por su conducta relajada y se cree que no está interesado en asumir el poder.
Llegue o no llegue Jong Un, la inestabilidad en el estado va a ir de la mano de sus dirigentes que, si saben organizar una transición tranquila, seguirán manteniendo la Corea del Norte que conocemos actualmente... el tiempo decidirá

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